martes, 6 de agosto de 2013

Brasil: ¿Terrorismo mediático o levantamiento popular?


Los sucesos que sacudieron la política y la sociedad brasileñas a partir del mes de junio dejaron diversos y variados análisis. Algunos reduccionistas, otros incongruentes y hasta algunos contradictorios, casi bipolares por los dichos esgrimidos en un primer momento y su respectiva retractación en cuestión de horas. Lo cierto es que en plena realización de la Copa Confederaciones, organizada por la FIFA como puesta a punto antes del mundial del 2014, Brasil brilló en términos futbolísticos, pero al mismo tiempo y del otro lado de las tribunas, Brasil también dejó entrever otra faceta, menos brillante que la de los goles de Neymar y Fred.
Las protestas sociales que, a priori reclaman por mejoras en los servicios públicos y sus presupuestos (Salud, educación y transporte como los más importantes) y, en contraposición un enérgico rechazo a las inversiones en infraestructura de los doce estadios mundialistas que se refaccionaron o se hicieron a nuevo para el mundial 2014 y las olimpíadas del 2016. Esto es a primera vista lo que se puede observar a través del prisma de cadenas como O Globo y sus pares mediáticos, como el diario Folha de Sao Paulo.
También se evidenció la decisión tanto en Brasilia como en San Pablo de reprimir la protesta social, algo que nos hace recordar a las decisiones que se toman en la Ciudad de Buenos Aires, en este caso llevada a cabo por las gobernaciones de estos dos Estados brasileños, casualmente de tintes opositores al gobierno de Dilma Rousseff. Sin embargo los análisis poco profundos (e intencionados) trataron de relacionar la represión con la presidencia. La encuestadora opositora Datafolha señaló en la dirección de la imagen de Dilma a la hora de buscar perjudicados. Su imagen, según los datos arrojados, cayó de un 57 % de imagen positiva a casi el 30 %, lo que registra una caída de 20 puntos luego de las protestas. Dilma se ha defendido públicamente y calificó como “Terrorismo informativo” a los constantes ataques de la prensa.
Por otra parte las encuestas dan positivas al observar un 68 % de aceptación a la propuesta presidencial de llevar a cabo un referéndum que definirá una reforma política en el país. Los temas más importantes que deberá resolver el pueblo a través de este plebiscito serán: Finalizar con el voto secreto de los senadores y diputados, un cambio en el sistema de las elecciones parlamentarias, terminar con las coaliciones electorales y el financiamiento público de las campañas electorales.
Estos datos y la magnitud de los reclamos iniciados a partir de las demandas impulsadas por el Movimiento “Passe Livre” dejan muchos puntos para analizar. En primer lugar deberíamos tener en cuenta que, al igual que los reclamos multitudinarios en Turquía, Egipto o la misma España y sus “indignados”, las revueltas comenzaron a través de las convocatorias vía redes sociales. Esta sería una característica recurrente (Quizás la única en común) en casos tan disímiles. La autoconvocatoria y el poder de la comunicación al instante, Facebook y Twitter como elementos democratizadores, pero que en una segunda instancia no escapan de la lógica manipuladora de los media tradicionales, quienes utilizan las demandas diferenciadas de los sectores medios de la sociedad y las unifican en contra de un gobierno, que se encuentra en las antípodas de sus intereses.
Comparar este contexto con el de los reclamos ocurridos en Argentina, como el llamado 18 A, no tienen el más mínimo punto de relación. En Brasil se protesta para profundizar y activar a sus instituciones, mientras que aquí las marchas son fogueadas por los sectores más conservadores de la sociedad, quienes ven una pérdida de privilegios en cada acción del gobierno nacional.
Los reclamos parecen buscar, más allá de lo que quieran transmitir estos medios de comunicación, una profundización en la acción del Estado en materia social y económica. Más subsidios al trasporte y un traslado de las inmensas ganancias privadas a un Estado que garantice una mayor inversión en salud y educación.

Finalmente la pregunta propuesta en el título presenta una respuesta coherente con el análisis hecho: Hay un descontento social expresado en masivas protestas, hay deudas pendientes en la gestión de Dilma y También hay empresas mediáticas que buscan capitalizar este malestar contra un gobierno democrático. Todas son realidades existentes. Sólo depende el punto de vista que se elija y los intereses en juego para tomar posición.

Hugo Chávez: Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo

El líder venezolano deja una huella imborrable en Sudamérica y el mundo por su mirada revolucionaria, antiimperialista y de construcción del poder popular. Nicolás Maduro, el candidato para continuar la profundización en esta nueva etapa del  Socialismo del Siglo XXI.

¿Podríamos volver hoy a hablar en Latinoamérica de la unidad de los pueblos, del sueño de la Patria Grande si no hubiese existido la figura y el liderazgo de Hugo Chávez?
La respuesta es contundente: Venezuela es desde hace 14 años la punta de lanza de esta “Primavera política” que vivimos en Sudamérica y su aporte a la causa continental ha convertido en realidad el ideario de unidad, lo que en otros tiempos fue sólo una quimera, una utopía.
Hoy la República Bolivariana llora a su segundo libertador. También lo lloran el resto de las naciones que a lo largo y ancho del mundo luchan por obtener la libertad de elegir su propio destino, los oprimidos y los humildes que luchan contra el imperialismo. Para comprender lo que Chávez fue y será para el pueblo venezolano solo basta con ver las muestras de profundo dolor durante los días posteriores a la fatídica noticia, las impresionantes movilizaciones para despedir sus restos. Esa “marea roja” en las calles de Caracas simboliza algo más que el amor y agradecimiento de un pueblo para con su representante, simboliza sobre todo que el único heredero de este proceso político es y será el pueblo. No importa quien continúe al frente de la presidencia, ese lugar sólo será legítimo si obedece a la voluntad popular, que a partir de este momento sabe que el proceso revolucionario comenzado en 1999 y su continuidad está sólo en sus manos.

El día de la noticia

“Los que mueren por la vida no deberían llamarse muertos”, esa frase resonó desde que se dió a conocer el deceso de Chávez en la voz de su sucesor político, el ahora candidato presidencial Nicolás Maduro, quien no pudo evitar que se entrecorten sus palabras, el dolor de comunicar la peor noticia a su pueblo por cadena nacional no pudo evitarse. A las 16:25 del 5 de marzo Chávez dejó de existir y a partir de allí se convirtió en el gran mito revolucionario de nuestro tiempo.
Desde el momento en que se hizo público las repercusiones no tardaron en llegar. Las redes sociales y los sitios de noticias del mundo entero se hicieron eco de lo sucedido en Venezuela a través de posteos, convocatorias y actualizaciones en la web.
Horas antes de darse a conocer la noticia, el mismo Maduro durante una rueda de prensa lanzó una denuncia sobre las causas de la enfermedad de Chávez. El cáncer que padeció durante estos últimos meses podría haber sido inoculado, es decir habría sido inducido. Si bien desde la comunidad científica se negó la posibilidad de que se pueda producir dicha inoculación, lo cierto es que Chávez libró una profunda lucha contra las pretensiones del país de norte, los innumerables intentos desestabilizadores financiados desde la CIA y en complicidad con las elites locales, y sobre todo su relevante participación política aún a costa de su propia salud podrían haber influido en el desarrollo de su enfermedad. No olvidemos que  su última campaña presidencial, en la que obtuvo una abrumadora victoria, la realizó a pesar  de la imposibilidad que le marcaban sus médicos. Luchó por asegurar la continuidad revolucionaria y la construcción de la figura política de Maduro hasta que su cuerpo dijo basta.

Un antes y un después de Chávez

Ya hablamos de lo simbólico de la figura del comandante Chávez. Ahora, para entender en profundidad de lo que hablamos debemos contextualizarnos en la realidad de las últimas décadas en Venezuela, un país que como el nuestro fue víctima de un neoliberalismo voraz y una falta de representación política popular. En su lugar y hasta 1999 sólo había una elite dominante y aliada a los grupos económicos multinacionales.

Antes de que Chávez fuera presidente, el país estaba sumido en la pobreza de sus mayorías y en el enriquecimiento de las elites económicas y políticas que generaban sus beneficios a través de negocios con la principal fuente de ingreso: El petróleo. De esta forma resultaba irónico que siendo el país con la tercera reserva de petróleo del mundo, las grandes mayorías de la población se vieran expuestas a pobreza, miseria, analfabetismo, además de una grave falta de representación política.
El “chavismo” nace así como respuesta a estas injusticias, primero como rebelión en un intento de golpe de Estado al gobierno de Carlos Andrés Pérez por parte de las fuerzas armadas revolucionarias dentro del ideario bolivariano y con la particularidad de que a pesar de su fracaso en lo concreto, posibilitó que su líder rebelde cosechara los adeptos de un pueblo cada vez más empobrecido. Luego, ya en 1998 y por la vía democrática, Chávez obtuvo una rotunda victoria que a pesar de las posteriores acciones desestabilizadoras (recordemos el golpe del 2002 y luego el paro petrolero) logró transformaciones asombrosas en los campos políticos, económicos y sociales.
Durante este período podemos destacar el reconocimiento obtenido por los sectores postergados, invisibilizados hasta el momento, el sentido patriótico, el nacionalismo y la recuperación de los recursos nacionales, la reforma de la Constitución Nacional a través de un referéndum que fue apoyado por el 88% de los venezolanos. Dentro de sus puntos más importantes se encuentra el otorgamiento de derechos de salud, vivienda y educación garantizados por el Estado, el reconocimiento de los pueblos indígenas y de los derechos femeninos. Desde 1999 las estadísticas de pobreza se redujeron abismalmente, mientras que la miseria bajó hasta menos de un  7%, según las cifras oficiales. Las llamadas “Misiones Bolivarianas” se destacan en estos puntos como grades programas sociales de ampliación de derechos de los sectores excluidos.
Sus principales logros a nivel regional son la creación del ALBA, la Unasur, la Celac  y su incorporación como miembro pleno al Mercosur. Todos organismos que pregonan la unión en diversas áreas de los países de Sudamérica y el caribe.
Cuando le preguntan a un pobre de Venezuela el porqué de su apoyo a Chávez, responde: “Porque ya no somos invisibles”. Esa afirmación habla mucho más que cualquier estadística. Habla de la dignidad y eso no se mide, se siente solo como los pueblos lo pueden hacer.

El futuro, Maduro

El próximo 14 de abril la continuidad del Socialismo del Siglo XXI y su destino quedará en las manos de la voluntad popular. La nueva elección presidencial, a 5 meses del contundente 55,25 % de Chávez, presenta a dos candidatos, uno de ellos es a quien el mismo Chávez le delegó la responsabilidad de conducir, Nicolás Maduro, el otro es el viejo conocido representante de la derecha venezolana, Enrique Capriles Radonski.
Según los sondeos de la encuestadora Hinterlaces, Maduro obtendría una cómoda victoria con un 53 % de los votos, mientras que Capriles quedaría relegado a 18 puntos porcentuales, con un 35%. Además, según la consultora el 61 % de los venezolanos cree que la victoria será del candidato del PSUV. Con este panorama el legado de Chávez se mantendría intacto y el proceso de unidad latinoamericana también.
Si de comicios electorales se trata, una semana después de la elección en Venezuela, Paraguay volverá a elegir representantes. Es importante resaltar esto, ya que luego del golpe parlamentario contra Fernando Lugo el año pasado, nuestro país vecino tiene la oportunidad de volver a elegir su destino. A partir de esto se volverá a incorporar al Mercosur, lo que volvería a normalizar las relaciones con los países vecinos.  Habrá que estar atentos a los resultados de estas dos elecciones para dilucidar qué futuro le espera a la región en términos de integración.
 El sueño de nuestros primeros libertadores y la posibilidad de liberarnos definitivamente se ponen constantemente en juego, pero sabemos que el destino de los pueblos, por suerte, siempre está en sus propias manos.

“Tengo la certeza de que ahora sí llegó la hora de nuestros pueblos, y cuando digo ahora, estoy pensando en este siglo XXI, el siglo de nuestra redención, nuestra unidad, nuestra independencia plena como región, como Pueblo Grande, como Patria Grande.”
Hugo Rafael Chávez Frías

*Nota publicada en la revista universitaria Inconsciente Colectivo, nº 9, marzo/abril del 2013.

Sobre Francisco: Símbolos y realidades


La elección de un Papa latinoamericano por primera vez en la historia del Vaticano abre el análisis sobre los desafíos que afronta la institución católica. Su rol político en el pasado y en la actualidad y su relación con los gobiernos progresistas en la región, claves para analizar este momento.
Una semana después del fallecimiento del líder bolivariano Hugo Chávez, desde el suntuoso Estado del Vaticano se dio a conocer la elección del sucesor de Benedicto XVI al frente de la Iglesia Católica Apostólica Romana, se trataba del primer Papa latinoamericano, Jorge Mario Bergoglio, desde ese momento más conocido como “Francisco”.
Su designación sorprendió a propios y extraños. Por un lado se despertó un clima de exitismo casi mundialista pregonado desde diversos medios argentinos, quienes hacían hincapié en resaltar lo histórico del nombramiento. Por otro lado volvieron  a sobrevolar las acusaciones y testimonios que comprometen a la figura del ex provincial de la Compañía de Jesús durante la última dictadura militar. Hablamos de las desapariciones de dos curas jesuitas que dependían directamente  de Bergoglio, Orlando Yorio y Francisco Jalics.
Estas repercusiones, los sentidos que entran en juego, la situación de la Iglesia Católica  a nivel mundial y el contexto económico, político y social que vive Sudamérica son objetos de análisis a la hora de entender las posibles acciones que deberá asumir la nueva máxima autoridad católica.
En principio la Iglesia afronta una profunda crisis en distintos aspectos: los casos permanentes y la complicidad en torno a los casos de abusos sexuales por parte de curas en todo el mundo, una pérdida constante de fieles a raíz de una extrema ortodoxia y las irregularidades financieras del Estado Vaticano se presentan como desafíos impostergables para la nueva conducción. Esto en parte explica el porqué de la decisión de un Papa sudamericano y con las características de Bergoglio, hoy presentado por diversos sectores nacionales como un “Papa peronista” o un “cura villero”, cuando estos atributos calzan mejor con la figura de un padre Carlos Mugica, quien sí integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y adhirió al peronismo revolucionario. Lugares que desconoció Bergoglio, más ligado en su juventud a la derecha peronista (la llamada “Guardia de Hierro”) y a las jerarquías eclesiásticas que a la opción por los pobres.
Entre sus primeras palabras “Francisco” pregonó por una “Iglesia pobre y para los pobres”, pero en ningún momento hizo hincapié en el sistema económico que genera las desigualdades sociales ni promovió una organización social para modificar esta situación. Es conocida su mirada crítica hacia los avances sociales que logró el kirchnerismo en estos últimos diez años y, por ende, a los procesos que se desarrollan en los distintos gobiernos progresistas de Latinoamérica. Es todavía una incógnita qué rol político asumirá y que relaciones entablará con los gobiernos sudamericanos de Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela y nuestro país. Los últimos dos Papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, han tomado roles políticos activos en sus regiones de origen: Karol Wojtyla “empujando” la caída inevitable del comunismo en Polonia y luego Joseph Ratzinger en un contexto de consolidación de las imposiciones alemanas al frente de la comunidad europea y en detrimento de los países asociados.
Históricamente las jerarquías eclesiásticas han atentado contra los procesos de liberación en Latinoamérica, como también han sido cómplices de las más crueles dictaduras cívico-militares en toda la región, sin ningún tipo de autocrítica al respecto. Hoy los graves problemas de corrupción en el seno de la Iglesia y, en contraparte, la consolidación de los gobiernos populares sudamericanos hacen que sea improbable una influencia concreta y eficaz en contra de estos procesos.
A pesar de todos estos análisis, es claro que desde lo simbólico el Vaticano apela a que la figura de Bergoglio y lo que representa para el mundo su inesperada elección demuestren signos de que se avecinan nuevos tiempos en la conducción de la religión que tiene al 40% de la totalidad de sus fieles en nuestro continente. Nada es casual.




*Nota publicada en la revista universitaria Inconsciente Colectivo, nº 9, marzo/abril del 2013.

viernes, 2 de agosto de 2013

Entrevista a Alfredo Zaiat:

-          ¿Creés que hay un modelo económico en la región  y como observas el presente latinoamericano?

En lo económico la región esta ya desde hace 10 años para poner una fecha arbitraria, buscando un sendero diferente a décadas de neoliberalismo, donde hay diferentes experiencias y diferentes caminos que se están buscando, pero fundamentalmente buscando una respuesta opuesta a la de décadas de neoliberalismo que tuvo como resultado desestructuración industrial y privatizaciones, desregulación y fundamentalmente una caída de las condiciones laborales y materiales de la mayoría de la población. Latinoamérica tiene la virtud en esta primera década de nuevo siglo de buscar caminos alternativos y como te dije al comienzo cada uno de los países con sus particularidades. Lo que los unifica es el enfrentamiento con rupturas y continuidades al neoliberalismo de las décadas anteriores.

-          ¿Cual es tu mirada acerca del concepto que utilizan tanto Chávez como Rafael Correa de “Socialismo del siglo XXI”?

Son esas particularidades. Cuando Chávez habla del Socialismo del siglo XXI, Correa una línea similar, Evo Morales con su Estado Plurinacional, la experiencia de Lula, el PT y Dilma Rousseff, el Kirchnerismo. Yo creo que son todas experiencias particulares y que hay que entenderlas dentro de una lógica regional, que es la que te mencioné al comienzo: De enfrentamiento al neoliberalismo con una vocación de integración regional, reconociendo las particularidades, este es un aspecto esencial, por que el discurso conservador, el neoliberal trata de unificar a las experiencias latinoamericanas y rápidamente dice “este país es chavista”, “Argentina es chavista” o “Correa sigue a Chávez”. Hay una debilidad conceptual por no poder entender que existen soberanías nacionales, que existen concepciones particulares para tratar de enfrentar los desafíos que se presentan en el nuevo mundo.

-          ¿Qué importancia le das al triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales?

Muy importante a nivel regional y para la Argentina. En la región porque es una ratificación de la posibilidad de seguir avanzando en la integración regional a través del Mercosur y la UNASUR. Para Argentina por que es uno de los socios principales a nivel comercial y político que tiene en la región, además como una señal fuerte hacia los sectores conservadores que están buscando precisamente encontrar una grieta en un proceso fabuloso, dinámico, vital de Latinoamérica y su integración. Hoy es Chávez, a comienzos del año próximo va a ser Correa, después van a ser las elecciones en el PT de Brasil en el 2014 y en el 2015 en Argentina. Los sectores conservadores y reaccionarios de Latinoamérica buscan precisamente que pierdan los gobiernos que buscan senderos alternativos a las propuestas tradicionales.

-          Con respecto a la situación que vive hoy Europa ¿Por qué crees que a pesar de los movimientos y protestas de indignados sigue ganando la derecha, como en España con Rajoy?

Pero también gana el Socialismo en Francia. El problema ya no es derecha o izquierda en Europa, allí se esta viviendo un proceso de perdida de soberanía política, económica y social de los países más débiles subordinados a la lógica alemana y fundamentalmente a la lógica de funcionamiento del capitalismo dominado por las finanzas globales. Hay una pérdida total de los liderazgos políticos y las corporaciones financieras son las que van dictando las políticas económicas, por consiguiente los proceso sociales y en última instancia la orientación política.

-          ¿Hay alguna salida posible a corto plazo para los países más afectados por la crisis?

En los procesos sociales cuando se genera una dinámica de deterioro de las condiciones sociales  y laborales en función de preservar los privilegios de sectores concentrados de la economía, de los sectores financieros como las corporaciones empresarias, la solución no es mágica, sino que yo considero que el momento de cambio se produce cuando el umbral de tolerancia de los pueblos se rompe. Y cuando digo umbral de tolerancia es el momento donde reaccionan y se rebelan a una agresión permanente a sus derechos sociales y laborales. Cuando se produce ese “click”, es ahí donde los políticos que están son barridos y los que llegan deben dar respuesta a esa sociedad. Europa todavía no llegó a ese punto de intolerancia social y cuando digo esto no hablo de una cuestión de convivencia, sino de hasta cuando puede soportar un pueblo la violencia del poder económico. Esto se vió claramente en Argentina cuando fue el corralito y diciembre del 2001 es el punto donde puede reflejarse ese umbral de tolerancia de los pueblos. Porque no fue el corralito solamente, ese fue el último eslabón de toda una serie de medidas que, en Argentina se las puede situar en el comienzo de 1976. Entonces ¿hasta cuando aguantó este pueblo? Aguantó hasta ese umbral de tolerancia. Con recesión, desocupación, flexibilización laboral, pérdida de los derechos laborales, etc. Yo creo que en Europa hay resistencia, hay cada vez más protestas, mayor movilización, pero todavía esta en una situación que uno no sabe cuando va a estallar.

-          En este sentido ¿Cómo crees que se está defendiendo Latinoamérica ante esta crisis?  

Se está defendiendo bien, tiene una oportunidad interesante para avanzar y empezar a pensarse como un continente poderoso y para pensar eso tiene que mirarse en el propio continente. Ya no importan Europa ni Estados Unidos, importan la integración y la complementación latinoamericana. Están todos los recursos naturales, humanos y tecnológicos para poder tener un desarrollo regional propio e incrementar el comercio entre los países de la región y también incrementar el comercio entre la región sur de América latina con la región sur de Asia, por consiguiente los mecanismos de defensa frente a la crisis internacional son fortalecer la integración latinoamericana, fortalecer las bases industriales y las bases del mercado interno latinoamericano y a partir de ahí empezar a ser un jugador de peso en el concierto internacional.



Reseña: “Economía a contramano. Cómo entender la economía política”, de Alfredo Zaiat (2012)

  
A través de 8 capítulos y un epílogo el economista y periodista Alfredo Zaiat pretende dejar en claro un postulado que desarrolló en su anterior libro “Economistas o astrólogos” (2004): La economía y la política son dos caras de una misma moneda, no se puede pensar en uno de los campos sin anexar al otro.
A partir de este primer postulado, el autor, pretende desmitificar ideas o concepciones de la política que generalmente circulan en los medios masivos de comunicación, de la mano de los profetas de la mirada ortodoxa de la economía. Al anular la naturaleza política de la economía se elimina el sentido de la misma y, de hecho, la posibilidad de pensar en una alternativa heterodoxa, es decir, lejos de las recetas que pregonan los organismos internacionales, los gurúes y el mismo establishment.
¿Cúales son los lugares comunes que Zaiat desarma? Son varios: Qué es la economía, quiénes son realmente economistas, de qué hablamos cuando nos referimos al dólar y la fuga de capitales, las estadísticas (oficiales y extra oficiales) y la tan mentada inflación como mecanismo de presión de la derecha económica, el poder financiero, la deuda y, finalmente, el Estado y la falta de conformación de una burguesía nacional.
Alfredo Zaiat es licenciado en Economía y se destaca en el campo de la comunicación a través de sus columnas de análisis económico en el diario Página 12, en la radio Vorterix con su programa de los sábados a la mañana “Cheque en blanco” y en la TV Pública como columnista en el programa “Con sentido público”.
Toda una referencia para pensar la economía política desde nuevas perspectivas, entendiendo los procesos sociales e históricos que atravesamos. Un aporte para la construcción de la soberanía económica en este contexto de unidad regional.

318 Páginas
Editorial: Planeta.