miércoles, 8 de agosto de 2012

El barrio crece


Ingeniero Budge es, al igual que muchos barrios del llamado conurbano bonaerense, un barrio humilde. De casas bajas, en su mayoría  calles de tierra y  un sinfín de necesidades incumplidas. Limita con el Riachuelo, con las  Villas  Albertina  e Independencia, se localiza cerca de Puente la Noria y de los accesos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
Su nombre se lo debe al primer presidente de la compañía ferroviaria que construyó la estación de La Noria, la Midland Buenos Aires, mucho antes de que se edificara el puente y que fuera terminal de varias líneas de colectivos, allá por la primera década del 1900.
De manera técnica y escueta podríamos definir así al barrio de Budge. Pero sucede que dentro de este barrio, como en todos, viven personas que tienen necesidades, conflictos, problemas de precariedad laboral y habitacional, además de años de desidia por parte del Estado y de los gobiernos que se sucedieron para resolverlos.
También estas personas que componen el barrio de Budge tienen sueños, anhelos, ganas de mejorar su situación diaria, capacitarse  y poder progresar a base de esfuerzo y lucha. Algo de lo que saben bastante.
Para que se realice esto es necesario, sin dudas, la injerencia  Gubernamental a través de planes de capacitación, educación y constante aumento en obras destinadas a mejorar la educación,  la salud, el trabajo y la vivienda digna. La década de los noventa, en este sentido, fue el momento de menor intervención del Estado en todos  los ámbitos. El auge de las políticas neoliberales, del individualismo,  pegó en todas partes y esto afecto, como siempre, a los más débiles. 
Pero no todo es negativo y esto me lleva a pensar que es muy factible que el barrio que describo y que queda a solo veinte minutos de mi casa es un lugar con una historia y que amerita  conocerla para poder entenderla y desde nuestros lugares poder modificarla.
Lo que marca un punto de partida es el poder conocernos como sujetos, no sólo de manera individual, sino sobre todo en lo colectivo que es el punto desde donde se parte poder lograr cambios sustanciales. Que nos permitan vivir más felices a fin de cuentas. De eso se trata.
De esta misma forma lo entendieron las personas que organizaron y llevaron a cabo el Centro de Formación 406, lugar que vivió épocas de pobreza extrema y tuvo que dejar de lado la parte que en su nombre dice “formación” para dar lugar a la asistencia y a poder darles de comer a  personas en situaciones más que complicadas. ¿Qué hay más complicado que no tener para comer? Y ¿cómo hacer para aprender con la panza vacía?
Por suerte esos años cada vez se alejan más y hoy es otro el panorama de la situación en el barrio y en el Centro. 

Es sábado y el día parece más que ideal. En pleno mes de junio con temperatura templada y un sol sin nubes para taparlo. Junto con algunos compañeros fuimos invitados al Centro de Formación.  Desde la mañana está previsto un plenario de vecinos, militantes y las personas del lugar para poder opinar acerca del momento que se vive en el barrio, en el país y en la región.  En las últimas semanas varios hechos se llevaron las miradas. Por una parte los cacerolazos anti K en  algunas esquinas de la ciudad y la provincia. Luego la destitución con olor a golpe de Estado en la República del Paraguay contra el presidente Fernando Lugo. Para finalizar el panorama político para debatir se cerraba con la decisión de Hugo Moyano de realizar un paro nacional, también contra el gobierno de Cristina Kirchner y por la modificación en el impuesto a las ganancias.
La dirección del Centro es Cipoletti 2198, en el corazón de Budge. En la entrada del lugar una persona que hace mucho no iba al barrio y que fue invitada a este acto comenta que “todo esta muy cambiado, para mejor”. El paredón y la puerta del lugar fueron hace poco construidas. Justamente lo realizaron las personas que se capacitan allí para aprenden albañilería y herrería. “Esto se hizo con el trabajo de los chicos graduados de los talleres que quisieron devolverle al lugar y a las posibilidades brindadas algo importante y por eso se construyó el paredón”, comenta Claudio, unos de los formadores e impulsores de esta sede. Mientras paso la puerta veo que en el patio de entrada, bajo el sol, se encuentras los vecinos realizando el plenario.
Todos en ronda, sentados en sillas de plástico negras .Las ganas de dar un aporte y una mirada personal en el debate se notan. La participación es amplia, los temas de estas semanas son tratados con seriedad y desde una mirada política que tienen los vecinos, se sienten parte de este momento en el país y eso les da seguridad y autoridad para plasmar en palabras sus ideas e ideales.
La escena es curiosa. Por un lado del patio estos casi 50 vecinos y militantes en ronda hablando de la actualidad y de sobre qué se debería hacer. A uno de los costados de esta ronda se armó un castillo inflable para que los nenes de los que realizan los cursos o participan en la reunión jueguen. Resulta gracioso ver como en varias ocasiones se disimula y lo tienen que volver a llenar de aire. Finalmente  en la otra esquina dos parrilleros haciendo un asado y chorizos para el almuerzo que se planea.  Todo rodeado por las aulas en las que se dictan las capacitaciones.
Al unirme al debate los planteos que se escuchaban evidenciaban una posición política formada. Los discursos que circulaban en algunos medios de comunicación y dentro de las escuetas manifestaciones en barrios de la capital denunciaban al gobierno por no poder “comprar dólares” y aludían una falta de democracia en el país. “Nosotros sabemos bien lo que pasó en el 2001, tenemos claro que en ese momento estábamos en la ruina y no se podía hacer otra cosa que no fuera asistencialismo. Hoy la realidad nos da la posibilidad de pasar a una segunda fase en la que la formación profesional sea la meta”, así lo clarificó una chica que se animó a tomar el micrófono que circulaba por la ronda y alzar la voz.
“hay que disputar desde el discurso a estas expresiones antidemocráticas, que se parecen más a intentos destituyentes que a manifestaciones populares”, aclaró un hombre que se mostraba indignado por las discusiones que le generaba su posición ante estos hechos “hasta cuando iba a comprar al almacén”.
Todos coincidían en lo nodal de estos temas. Se repudió el golpe en Paraguay, se deslegitimó la protesta de los barrios “bien” y se interpretó más como una interna sindical que un reclamo por el salario al próximo paro de Moyano.
Se sentía en el aire una sensación general de querer defender los derechos obtenidos. Después de muchos años de abandono el barrio estaba creciendo. Calles asfaltadas, medidas contra las inundaciones (que las sufrió y  mucho) y la vuelta de la dignidad sobre todas las cosas instaba a tomar partido. El que sabe lo que costó la dignidad sabe como defenderla.
Me pongo a recorrer el Centro de Formación y veo eso que se percibía en la charla. Se estaba avanzando mucho en el ideario de un futuro con salida laboral. Talleres de electricidad, herrería, estampado, carpintería, cursos de cocina y hasta una sala de informática dan sobradas muestras de que esa percepción es cierta.
Claudio participa de la recorrida y mientras me muestra el lugar cuenta que el Centro es la primera escuela media del cuartel noveno, que fue construida por los mismos vecinos del lugar con ayuda de un cura de la Villa Urbana, durante una toma de terrenos del ferrocarril.
 “Nosotros estamos desde el `97 acá, somos parte de la historia de Budge, han salido camadas de docentes de esas primeras experiencias que hoy continúan con la tarea”, continúa contando mientras recorro las aulas y me muestra las partes en las que se prevé la construcción de otras más.
Después de esta recorrida llega la hora de comer. La carne esta lista y como todo buen asado se comparte entre los presentes. Para después del almuerzo se continúa con la actividad. Un grupo de trabajadores sociales agrupados en Mujeres de Sur preparan un juego para los chicos. Yo, por el horario, me tengo que retirar. Mientras salgo escucho a alguien que vuelve a confirmar mi sensación de que lo conseguido se tiene que defender: “que cambiado esta el barrio…que lindo está”.



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