Las vísperas de una competencia de tanta trascendencia
mediática como lo son los Juegos Olímpicos nos da motivos para analizar algunos
puntos de su historia, no sólo en lo estrictamente deportivo, sino en la
relación que el deporte ha logrado con la política y como esta última adquiere
un lugar relevante (aunque poco analizado) en este acontecimiento mundial que
se da cada cuatro años.
La realización de la 30º edición de las olimpiadas modernas
en la ciudad de Londres, justo en un contexto de puja diplomática entre
Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas, también hace
interesante el indagar más en esta asociación de poder político y deporte.
Breve historia política de los juegos
La exposición mediática que tiene esta competencia a nivel
mundial ha sido utilizada históricamente para mostrar como funcionan los
sistemas políticos del país organizador y sus participantes. Cada 4 años los
países que se embarcan en la organización invierten millonarias cifras para
poder albergar a los máximos deportistas del planeta, con la mejor
infraestructura y seguridad posibles. Su capacidad de realizar esta competencia
sin fisuras no solo trae beneficios económicos, también los aporta en términos
simbólicos: la imagen positiva que se da al exterior y la reputación que genera
el ser centro del mundo deportivo por algunos días es la oportunidad ideal de dejar
buena impresión. Otro de los puntos que se miden a nivel político es la
relación que hay entre la importancia que cada estado le da al deporte y su
fomento, lo que muchas veces se traduce en la cantidad de medallas que obtiene
Hay hechos que marcaron de manera negativa la función
política de esta competencia a lo largo de su historia. La publicidad como
factor de propaganda y difusión de una ideología perversa fueron centrales en
la realización que llevo a cabo la Berlín de Hitler en 1936. Los actos
terroristas contra la delegación israelí en Munich `72 empañaron la fiesta
deportiva con sangre. También forman parte de esta lista sucesos como los
boicots a la realización por parte de algunos países (como los sendos Moscú
1980 y Los Ángeles ´84) y a su participación (el caso de Sudáfrica, alejada de
la competencia por su política racial de apartheid).
Un spot político y deportivo
Hace dos meses el gobierno nacional lanzó un spot
publicitario que reivindica la soberanía argentina sobre las Malvinas, a través
de la participación de los deportistas nacionales en los próximos Juegos
Olímpicos. Protagonizado por Fernando Zylberberg, capitán del seleccionado
nacional de hockey masculino sobre césped, se lo observa en varias zonas de las
islas realizando entrenamientos. La publicidad finaliza con la frase “Para
competir en suelo inglés, entrenamos en suelo argentino”.
Las respuestas del gobierno británico no tardaron en llegar.
Según el canciller británico, William Hague, la publicidad representa una
“maniobra política” que sólo busca “salvar de alguna manera el orgullo”
argentino. El primer ministro británico David Cameron se sumo a los dichos y
ratificó que su gobierno no abrirá “absolutamente ninguna negociación” por la
soberanía del archipiélago, al tiempo que negó la militarización del Atlántico
Sur, algo que realmente abre más dudas que certezas si envía destructores
nucleares y afirma que “El Reino Unido está preparado y dispuesto para defender
a los habitantes de las Falkland (léase Malvinas)”.
La política como espacio de debate
Las presiones diplomáticas que hoy el Gobierno Nacional está
aplicando sobre el Reino Unido se pueden encasillar en las funciones positivas
que tiene la política en este contexto de competencia internacional traducido
en los Juegos Olímpicos. Aprovechar la mediatización del mismo para plantear un
debate justo por la soberanía de las Islas Malvinas es algo que no sólo no
perjudica la participación del país en este evento, sino que hace de la
política la herramienta de dialogo para transformar la realidad y para luchar
desde el combate por el sentido contra los resabios del colonialismo. Para ello
es imprescindible utilizar todas las oportunidades para instalar el debate.
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