martes, 6 de agosto de 2013

Hugo Chávez: Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo

El líder venezolano deja una huella imborrable en Sudamérica y el mundo por su mirada revolucionaria, antiimperialista y de construcción del poder popular. Nicolás Maduro, el candidato para continuar la profundización en esta nueva etapa del  Socialismo del Siglo XXI.

¿Podríamos volver hoy a hablar en Latinoamérica de la unidad de los pueblos, del sueño de la Patria Grande si no hubiese existido la figura y el liderazgo de Hugo Chávez?
La respuesta es contundente: Venezuela es desde hace 14 años la punta de lanza de esta “Primavera política” que vivimos en Sudamérica y su aporte a la causa continental ha convertido en realidad el ideario de unidad, lo que en otros tiempos fue sólo una quimera, una utopía.
Hoy la República Bolivariana llora a su segundo libertador. También lo lloran el resto de las naciones que a lo largo y ancho del mundo luchan por obtener la libertad de elegir su propio destino, los oprimidos y los humildes que luchan contra el imperialismo. Para comprender lo que Chávez fue y será para el pueblo venezolano solo basta con ver las muestras de profundo dolor durante los días posteriores a la fatídica noticia, las impresionantes movilizaciones para despedir sus restos. Esa “marea roja” en las calles de Caracas simboliza algo más que el amor y agradecimiento de un pueblo para con su representante, simboliza sobre todo que el único heredero de este proceso político es y será el pueblo. No importa quien continúe al frente de la presidencia, ese lugar sólo será legítimo si obedece a la voluntad popular, que a partir de este momento sabe que el proceso revolucionario comenzado en 1999 y su continuidad está sólo en sus manos.

El día de la noticia

“Los que mueren por la vida no deberían llamarse muertos”, esa frase resonó desde que se dió a conocer el deceso de Chávez en la voz de su sucesor político, el ahora candidato presidencial Nicolás Maduro, quien no pudo evitar que se entrecorten sus palabras, el dolor de comunicar la peor noticia a su pueblo por cadena nacional no pudo evitarse. A las 16:25 del 5 de marzo Chávez dejó de existir y a partir de allí se convirtió en el gran mito revolucionario de nuestro tiempo.
Desde el momento en que se hizo público las repercusiones no tardaron en llegar. Las redes sociales y los sitios de noticias del mundo entero se hicieron eco de lo sucedido en Venezuela a través de posteos, convocatorias y actualizaciones en la web.
Horas antes de darse a conocer la noticia, el mismo Maduro durante una rueda de prensa lanzó una denuncia sobre las causas de la enfermedad de Chávez. El cáncer que padeció durante estos últimos meses podría haber sido inoculado, es decir habría sido inducido. Si bien desde la comunidad científica se negó la posibilidad de que se pueda producir dicha inoculación, lo cierto es que Chávez libró una profunda lucha contra las pretensiones del país de norte, los innumerables intentos desestabilizadores financiados desde la CIA y en complicidad con las elites locales, y sobre todo su relevante participación política aún a costa de su propia salud podrían haber influido en el desarrollo de su enfermedad. No olvidemos que  su última campaña presidencial, en la que obtuvo una abrumadora victoria, la realizó a pesar  de la imposibilidad que le marcaban sus médicos. Luchó por asegurar la continuidad revolucionaria y la construcción de la figura política de Maduro hasta que su cuerpo dijo basta.

Un antes y un después de Chávez

Ya hablamos de lo simbólico de la figura del comandante Chávez. Ahora, para entender en profundidad de lo que hablamos debemos contextualizarnos en la realidad de las últimas décadas en Venezuela, un país que como el nuestro fue víctima de un neoliberalismo voraz y una falta de representación política popular. En su lugar y hasta 1999 sólo había una elite dominante y aliada a los grupos económicos multinacionales.

Antes de que Chávez fuera presidente, el país estaba sumido en la pobreza de sus mayorías y en el enriquecimiento de las elites económicas y políticas que generaban sus beneficios a través de negocios con la principal fuente de ingreso: El petróleo. De esta forma resultaba irónico que siendo el país con la tercera reserva de petróleo del mundo, las grandes mayorías de la población se vieran expuestas a pobreza, miseria, analfabetismo, además de una grave falta de representación política.
El “chavismo” nace así como respuesta a estas injusticias, primero como rebelión en un intento de golpe de Estado al gobierno de Carlos Andrés Pérez por parte de las fuerzas armadas revolucionarias dentro del ideario bolivariano y con la particularidad de que a pesar de su fracaso en lo concreto, posibilitó que su líder rebelde cosechara los adeptos de un pueblo cada vez más empobrecido. Luego, ya en 1998 y por la vía democrática, Chávez obtuvo una rotunda victoria que a pesar de las posteriores acciones desestabilizadoras (recordemos el golpe del 2002 y luego el paro petrolero) logró transformaciones asombrosas en los campos políticos, económicos y sociales.
Durante este período podemos destacar el reconocimiento obtenido por los sectores postergados, invisibilizados hasta el momento, el sentido patriótico, el nacionalismo y la recuperación de los recursos nacionales, la reforma de la Constitución Nacional a través de un referéndum que fue apoyado por el 88% de los venezolanos. Dentro de sus puntos más importantes se encuentra el otorgamiento de derechos de salud, vivienda y educación garantizados por el Estado, el reconocimiento de los pueblos indígenas y de los derechos femeninos. Desde 1999 las estadísticas de pobreza se redujeron abismalmente, mientras que la miseria bajó hasta menos de un  7%, según las cifras oficiales. Las llamadas “Misiones Bolivarianas” se destacan en estos puntos como grades programas sociales de ampliación de derechos de los sectores excluidos.
Sus principales logros a nivel regional son la creación del ALBA, la Unasur, la Celac  y su incorporación como miembro pleno al Mercosur. Todos organismos que pregonan la unión en diversas áreas de los países de Sudamérica y el caribe.
Cuando le preguntan a un pobre de Venezuela el porqué de su apoyo a Chávez, responde: “Porque ya no somos invisibles”. Esa afirmación habla mucho más que cualquier estadística. Habla de la dignidad y eso no se mide, se siente solo como los pueblos lo pueden hacer.

El futuro, Maduro

El próximo 14 de abril la continuidad del Socialismo del Siglo XXI y su destino quedará en las manos de la voluntad popular. La nueva elección presidencial, a 5 meses del contundente 55,25 % de Chávez, presenta a dos candidatos, uno de ellos es a quien el mismo Chávez le delegó la responsabilidad de conducir, Nicolás Maduro, el otro es el viejo conocido representante de la derecha venezolana, Enrique Capriles Radonski.
Según los sondeos de la encuestadora Hinterlaces, Maduro obtendría una cómoda victoria con un 53 % de los votos, mientras que Capriles quedaría relegado a 18 puntos porcentuales, con un 35%. Además, según la consultora el 61 % de los venezolanos cree que la victoria será del candidato del PSUV. Con este panorama el legado de Chávez se mantendría intacto y el proceso de unidad latinoamericana también.
Si de comicios electorales se trata, una semana después de la elección en Venezuela, Paraguay volverá a elegir representantes. Es importante resaltar esto, ya que luego del golpe parlamentario contra Fernando Lugo el año pasado, nuestro país vecino tiene la oportunidad de volver a elegir su destino. A partir de esto se volverá a incorporar al Mercosur, lo que volvería a normalizar las relaciones con los países vecinos.  Habrá que estar atentos a los resultados de estas dos elecciones para dilucidar qué futuro le espera a la región en términos de integración.
 El sueño de nuestros primeros libertadores y la posibilidad de liberarnos definitivamente se ponen constantemente en juego, pero sabemos que el destino de los pueblos, por suerte, siempre está en sus propias manos.

“Tengo la certeza de que ahora sí llegó la hora de nuestros pueblos, y cuando digo ahora, estoy pensando en este siglo XXI, el siglo de nuestra redención, nuestra unidad, nuestra independencia plena como región, como Pueblo Grande, como Patria Grande.”
Hugo Rafael Chávez Frías

*Nota publicada en la revista universitaria Inconsciente Colectivo, nº 9, marzo/abril del 2013.

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