El líder
venezolano deja una huella imborrable en Sudamérica y el mundo por su mirada
revolucionaria, antiimperialista y de construcción del poder popular. Nicolás
Maduro, el candidato para continuar la profundización en esta nueva etapa
del Socialismo del Siglo XXI.
¿Podríamos volver hoy a hablar en
Latinoamérica de la unidad de los pueblos, del sueño de la Patria Grande si no
hubiese existido la figura y el liderazgo de Hugo Chávez?
La respuesta es contundente: Venezuela
es desde hace 14 años la punta de lanza de esta “Primavera política” que
vivimos en Sudamérica y su aporte a la causa continental ha convertido en
realidad el ideario de unidad, lo que en otros tiempos fue sólo una quimera,
una utopía.
Hoy la República Bolivariana llora a
su segundo libertador. También lo lloran el resto de las naciones que a lo
largo y ancho del mundo luchan por obtener la libertad de elegir su propio
destino, los oprimidos y los humildes que luchan contra el imperialismo. Para
comprender lo que Chávez fue y será para el pueblo venezolano solo basta con
ver las muestras de profundo dolor durante los días posteriores a la fatídica
noticia, las impresionantes movilizaciones para despedir sus restos. Esa “marea
roja” en las calles de Caracas simboliza algo más que el amor y agradecimiento
de un pueblo para con su representante, simboliza sobre todo que el único
heredero de este proceso político es y será el pueblo. No importa quien
continúe al frente de la presidencia, ese lugar sólo será legítimo si obedece a
la voluntad popular, que a partir de este momento sabe que el proceso
revolucionario comenzado en 1999 y su continuidad está sólo en sus manos.
El día de la noticia
“Los que mueren por la vida no deberían
llamarse muertos”, esa frase resonó desde que se dió a conocer el deceso de
Chávez en la voz de su sucesor político, el ahora candidato presidencial
Nicolás Maduro, quien no pudo evitar que se entrecorten sus palabras, el dolor
de comunicar la peor noticia a su pueblo por cadena nacional no pudo evitarse.
A las 16:25 del 5 de marzo Chávez dejó de existir y a partir de allí se
convirtió en el gran mito revolucionario de nuestro tiempo.
Desde el momento en que se hizo
público las repercusiones no tardaron en llegar. Las redes sociales y los
sitios de noticias del mundo entero se hicieron eco de lo sucedido en Venezuela
a través de posteos, convocatorias y actualizaciones en la web.
Horas antes de darse a conocer la
noticia, el mismo Maduro durante una rueda de prensa lanzó una denuncia sobre
las causas de la enfermedad de Chávez. El cáncer que padeció durante estos
últimos meses podría haber sido inoculado, es decir habría sido inducido. Si
bien desde la comunidad científica se negó la posibilidad de que se pueda
producir dicha inoculación, lo cierto es que Chávez libró una profunda lucha
contra las pretensiones del país de norte, los innumerables intentos
desestabilizadores financiados desde la CIA y en complicidad con las elites
locales, y sobre todo su relevante participación política aún a costa de su
propia salud podrían haber influido en el desarrollo de su enfermedad. No
olvidemos que su última campaña
presidencial, en la que obtuvo una abrumadora victoria, la realizó a pesar de la imposibilidad que le marcaban sus
médicos. Luchó por asegurar la continuidad revolucionaria y la construcción de
la figura política de Maduro hasta que su cuerpo dijo basta.
Un antes y un después de Chávez
Ya hablamos de lo simbólico de la
figura del comandante Chávez. Ahora, para entender en profundidad de lo que
hablamos debemos contextualizarnos en la realidad de las últimas décadas en
Venezuela, un país que como el nuestro fue víctima de un neoliberalismo voraz y
una falta de representación política popular. En su lugar y hasta 1999 sólo
había una elite dominante y aliada a los grupos económicos multinacionales.
Antes de que Chávez fuera presidente,
el país estaba sumido en la pobreza de sus mayorías y en el enriquecimiento de
las elites económicas y políticas que generaban sus beneficios a través de
negocios con la principal fuente de ingreso: El petróleo. De esta forma
resultaba irónico que siendo el país con la tercera reserva de petróleo del
mundo, las grandes mayorías de la población se vieran expuestas a pobreza,
miseria, analfabetismo, además de una grave falta de representación política.
El “chavismo” nace así como respuesta
a estas injusticias, primero como rebelión en un intento de golpe de Estado al
gobierno de Carlos Andrés Pérez por parte de las fuerzas armadas
revolucionarias dentro del ideario bolivariano y con la particularidad de que a
pesar de su fracaso en lo concreto, posibilitó que su líder rebelde cosechara
los adeptos de un pueblo cada vez más empobrecido. Luego, ya en 1998 y por la
vía democrática, Chávez obtuvo una rotunda victoria que a pesar de las
posteriores acciones desestabilizadoras (recordemos el golpe del 2002 y luego
el paro petrolero) logró transformaciones asombrosas en los campos políticos,
económicos y sociales.
Durante este período podemos destacar el
reconocimiento obtenido por los sectores postergados, invisibilizados hasta el
momento, el sentido patriótico, el nacionalismo y la recuperación de los
recursos nacionales, la reforma de la Constitución Nacional a través de un
referéndum que fue apoyado por el 88% de los venezolanos. Dentro de sus puntos
más importantes se encuentra el otorgamiento de derechos de salud, vivienda y
educación garantizados por el Estado, el reconocimiento de los pueblos indígenas
y de los derechos femeninos. Desde 1999 las estadísticas de pobreza se
redujeron abismalmente, mientras que la miseria bajó hasta menos de un 7%, según las cifras oficiales. Las llamadas
“Misiones Bolivarianas” se destacan en estos puntos como grades programas
sociales de ampliación de derechos de los sectores excluidos.
Sus principales logros a nivel
regional son la creación del ALBA, la Unasur, la Celac y su incorporación como miembro pleno al
Mercosur. Todos organismos que pregonan la unión en diversas áreas de los
países de Sudamérica y el caribe.
Cuando le preguntan a un pobre de
Venezuela el porqué de su apoyo a Chávez, responde: “Porque ya no somos
invisibles”. Esa afirmación habla mucho más que cualquier estadística. Habla de
la dignidad y eso no se mide, se siente solo como los pueblos lo pueden hacer.
El futuro, Maduro
El próximo 14 de abril la continuidad
del Socialismo del Siglo XXI y su destino quedará en las manos de la voluntad
popular. La nueva elección presidencial, a 5 meses del contundente 55,25 % de
Chávez, presenta a dos candidatos, uno de ellos es a quien el mismo Chávez le delegó
la responsabilidad de conducir, Nicolás Maduro, el otro es el viejo conocido
representante de la derecha venezolana, Enrique Capriles Radonski.
Según los sondeos de la encuestadora
Hinterlaces, Maduro obtendría una cómoda victoria con un 53 % de los votos,
mientras que Capriles quedaría relegado a 18 puntos porcentuales, con un 35%.
Además, según la consultora el 61 % de los venezolanos cree que la victoria
será del candidato del PSUV. Con este panorama el legado de Chávez se
mantendría intacto y el proceso de unidad latinoamericana también.
Si de comicios electorales se trata,
una semana después de la elección en Venezuela, Paraguay volverá a elegir
representantes. Es importante resaltar esto, ya que luego del golpe
parlamentario contra Fernando Lugo el año pasado, nuestro país vecino tiene la
oportunidad de volver a elegir su destino. A partir de esto se volverá a
incorporar al Mercosur, lo que volvería a normalizar las relaciones con los
países vecinos. Habrá que estar atentos
a los resultados de estas dos elecciones para dilucidar qué futuro le espera a
la región en términos de integración.
El sueño de nuestros primeros libertadores y
la posibilidad de liberarnos definitivamente se ponen constantemente en juego,
pero sabemos que el destino de los pueblos, por suerte, siempre está en sus
propias manos.
“Tengo la certeza
de que ahora sí llegó la hora de nuestros pueblos, y cuando digo ahora, estoy
pensando en este siglo XXI, el siglo de nuestra redención, nuestra unidad,
nuestra independencia plena como región, como Pueblo Grande, como Patria
Grande.”
Hugo Rafael
Chávez Frías
*Nota publicada en la revista universitaria Inconsciente Colectivo, nº 9, marzo/abril del 2013.
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